
Recogida de ingredientes
En todo el mundo se recolectan materialesnaturales como flores, maderas, resinas, especias y cáscaras de cítricos, que luego se destilan o extraen in situ para captar su aroma en forma de aceite esencial o concreto.
Al mismo tiempo, los químicos crean fragancias sintéticas que amplían las naturales o reproducen notas raras con menos recursos, a menudo mediante la química verde o la biotecnología.
Ambos tipos de ingredientes se obtienen bajo estrictas auditorías laborales, medioambientales y de trazabilidad.
Antes de que cualquiera de ellos llegue a la paleta del perfumista, las empresas miembros de IFRA evalúan cada uno de ellos según las Normas de IFRA para asegurarse de que puede utilizarse de forma segura.
Elaboración de la fragancia
Menos de mil perfumistas cualificados ‑conocidos en el sector como “narices”- trabajan en todo el mundo, formándose durante siete a diez años para memorizar miles de olores y dominar una formulación compleja. Componen una fragancia como un músico compone una partitura: unas notas de salida brillantes introducen el aroma, unas notas medias estructuradas le dan cuerpo y unas notas de fondo duraderas le aportan profundidad.
Los laboratorios modernos apoyan este arte con análisis de cromatografía de gases, datos de tendencias e incluso herramientas de inteligencia artificial, pero cada fórmula acabada sigue siendo juzgada por el propio olfato del perfumista. El examen final de seguridad según las normas IFRA garantiza que la nueva fragancia pueda disfrutarse con confianza.
“Como perfumista, me gusta mostrar y convencer… Simplemente sigo la trayectoria de un artista, alguien que busca y, a veces, encuentra”
De la mezcla al producto
Una vez aprobado el informe creativo, los sistemas automatizados de mezcla reproducen la fórmula con una precisión de una parte por millón según las Buenas Prácticas de Fabricación. Los propietarios de las marcas y las casas de fragancias colaboran estrechamente para adaptar el rendimiento de la fragancia a la función del producto: ropa fresca, desodorante de larga duración, fragancia fina sofisticada o cuidado del hogar acogedor.
A lo largo de todo el proceso de fabricación y distribución, cada lote se rige por estrictos controles de calidad, auditorías de sostenibilidad y el Código de Buenas Prácticas de la IFRA, de modo que la fragancia que llega a los consumidores ofrece placer y capacidad para resolver problemas a partes iguales.