De las parcelas agrícolas a las plantas de producción
Según diversas fuentes, cada año se utilizan entre un millón y un millón y medio de toneladas de ingredientes de fragancias. Desde las granjas tropicales y los campos templados hasta las salinas costeras y los reactores de alta tecnología, la paleta de más de ocho mil ingredientes de fragancias se recolecta o elabora en todo el mundo antes de llegar al órgano del perfumista.
Las fragancias proceden de todo el mundo, tanto naturales como sintéticas. En la actualidad, aproximadamente tres cuartas partes de las fragancias proceden de modernas plantas de síntesis de todo el mundo, mientras que la parte restante procede de ingredientes naturales. La unión de estos dos mundos proporciona a los perfumistas la coherencia y la libertad creativa que esperan los consumidores.
Origen mundial de los principales insumos
La creación de fragancias sintéticas comienza con moléculas elaboradas en plantas químicas situadas en todos los continentes, desde la costa del Golfo de Norteamérica hasta las provincias costeras de Asia oriental. Estas instalaciones, que funcionan según normas de calidad farmacéutica, suministran aproximadamente el setenta y cinco por ciento del volumen mundial de materiales aromáticos.
El resto procede de campos, bosques y cursos de agua de todo el mundo. Unas noventa mil hectáreas de tierra se dedican a cultivos como la lavanda, la rosa, el pachulí, el vetiver y los cítricos; decenas de miles de familias recolectan resinas, gomas y especias; y las comunidades costeras evaporan agua de mar en salinas para cristalizar aldehídos naturales.
Cada litro de material, ya sea elaborado o recolectado, pasa por un proceso de refinado, control de calidad y evaluación de seguridad antes de que los perfumistas lo combinen en concentrados de fragancias que las marcas pueden dosificar en perfumes finos, champús, detergentes o velas.
Este movimiento mundial de ideas, mano de obra y materias primas da como resultado esencias que pueden evocar un recuerdo en París, tranquilizar en Nairobi o transmitir lujo en São Paulo, pero que siempre se remontan a una asociación perfecta entre ciencia y naturaleza.